¿Te has preguntado por qué me siento mal? ¿Te has acostumbrado a vivir con un malestar y a que tu vida gire en torno a el?
Te cuento que muchos de los malestares que nuestro cuerpo presenta, se desarrollan porque hay una emoción de fondo que no está siendo analizada, porque callamos algo, porque no nos permitimos expresar y consideramos (consciente o inconscientemente) que es mejor mantenerlo así.
El cuerpo poco a poco comienza a manifestar con síntomas todo aquello que atender, trabajar, hablar y sacar de nuestro sistema.
A terapia llegan personas acostumbradas a padecer migrañas, colon irritable, insomnio, dolores musculares, entre muchos otros síntomas y una gran parte de éstos comienzan a ceder cuando hacemos cambios.
En terapia trato de centrar al paciente en el ahora; el pasado sirve de referencia para comprender la situación actual, pero partimos del aquí y del ahora para hacer cambios y también mi labor es ayudar a que logren hacer un listado de prioridades y elegir como primera opción aquella que resultaría la más básica. La mayoría de las veces en primer o segundo lugar se encuentran las mismas, ¿Te imaginas cuáles son? Nada más y nada menos que las necesidades fisiológicas.
Al analizarlo la mayoría concuerda conmigo que es imposible mantenernos atentos, alegres, concentrados, enfocados, creativos, en forma y sanos si no atendemos nuestras necesidades fisiológicas básicas como: comer, dormir, hidratarse, eliminar desechos corporales o no tener la temperatura corporal adecuada. Al ponerlo en esta perspectiva damos importancia a algo que muchas veces dejamos de lado porque asumimos que sí lo atendemos y eso nos lleva a tener malestares físicos crónicos.
Cuando logramos hacer una introspección y evaluar como se encuentran las necesidades fisiológicas básicas en relación al malestar físico, podemos encontrar que algo que está muy desatendido es la alimentación y no porque la persona no esté comiendo, si no porque no está comiendo alimentos de calidad que nutran, que proporcionen energía, vitaminas, minerales a su cuerpo.
Si tienes algún malestar físico trata de revisar primero como están tus necesidades fisiológicas:
¿Tienes un horario para tus comidas? ¿Duermes más de 7 horas? ¿Te hidratas correctamente?
Y después de comprobar que tanto las atiendes o las descuidas y corregir lo que sea necesario, podremos identificar realmente de donde proviene el malestar y si hay una cuestión emocional de fondo.
Espero que estos tips te funcionen con tu nuevo estilo de vida y tus cambios de hábitos.
Abrazos,
Gabriela Herrera
Psicóloga
Creadora del blog Letras de Gabriela y el podcast Familia en equilibrio.